QUE VER POR LOS ALREDEDORES

PUEBLOS, CIUDADES Y LUGARES DE INTERÉS DE LOS ALREDEDORES DE NAVA DE BÉJAR

LA CABEZA DE BÉJAR (a unos 3 km; unos 5 minutos aprox.)

Ubicado al sur de la provincia, a pocos kilómetros de la ciudad que le da el apellido, el nombre del municipio hace referencia a su ubicación geográfica en un cerro, que por estos lares se denominan "cabezas". Desde la falda de este pequeño monte, ofrece imponentes vistas de la sierra de Béjar.

En Cabeza de Béjar puede hacerse un recorrido por sus cruces, pilares y fuentes de granito, material habitual en la zona y en el que está construida la iglesia, de origen medieval. Una parte de ella tiene un artesonado mudéjar en el techo, aunque lo que más llama la atención es el retablo, atribuido a uno de los miembros del clan artístico de los Pérez Monroy.

En el paraje del Castillo quedan las ruinas de una antigua fortaleza de origen medieval. Y en Las Talayuelas, sepulcros de origen prerromano excavados en las rocas y orientados a la salida del sol.

LEDRADA, el aroma del jamón (a unos 5 km; unos 9 minutos aprox.)

Pudiera ser que el origen de su nombre se deba a su asentamiento en la ladera de un monte, como si fuera una maqueta, tal y como sugirieron los romanos. Es posible que sus habitantes accedieran al reparto del agua para el riego tal y como refiere su topónimo árabe. E, incluso, sería posible que la humedad de la zona hubiese creado verdaderas hiedradas o yedradas para conformar su nominación. El pueblo salmantino de Ledrada baila al ritmo de estas tres hipótesis en las que todas pueden tener su parte de verdad. Fuera una u otra, la iglesia de San Miguel, de reminiscencias románicas, o la torre del Reloj, manifiestan al visitante su hechizo de manera clara. Además, el embrujo de las diferentes sierras que rodean a la población ha configurado un paisaje accidentado que sirve como espacio de transición entre diversas montañas. Esa sensación de magia también queda retratada en la gastronomía, otro puntal de la localidad. Platos como las patatas “al caldero” o las patatas revueltas configuran un intenso sabor de aire rural en nuestro paladar. El municipio de Ledrada se alza sobre la ladera de manera generosa. No es una quimera afirmar que entre la humedad del agua aparece la vida que da sentido a esta villa.

GUIJUELO, capital mundial del jamón ibérico (a unos 7 km; unos 12 minutos aprox.)

Es cierto que solo con pronunciar el nombre se nos hace la boca agua. Llegar a Guijuelo, en efecto, es alcanzar la excelencia gastronómica en su producto estrella: el jamón ibérico. Si lo que nos atrae son los secretos que se esconden tras esta delicia, nada mejor que una visita a esta villa durante los meses de enero, febrero y marzo. Notaremos en carne propia la dureza del invierno de Guijuelo, que explica mucho sobre el proceso de curación del jamón ibérico que aquí se produce, en bodegas especiales que reciben los vientos secos y fríos de la Sierra de Gredos y Béjar. El jamón ha ubicado a Guijuelo en todos los mapas internacionales y, como no podía ser menos, la vida del municipio gira alrededor de este producto. Hay aquí un Museo de la Industria Chacinera que nos muestra al detalle los secretos de este delicioso universo de dehesas, bellotas y cerdos negros. Al margen del jamón, dos obras sobresalen entre el patrimonio arquitectónico de Guijuelo: el Torreón, un ábside de una iglesia ojival que data la primera mitad del siglo XV, y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, patrona de la localidad, levantada en la década de 1950 del siglo XX. Sus fiestas se celebran a mediados de agosto y en ellas la diversión está más que asegurada gracias al extenso programa de conciertos, pasacalles y actuaciones dedicadas a los más pequeños.

BÉJAR, ciudad téxtil y ducal (a unos 13 km; unos 15 minutos aprox.)

A solo 74 kilómetros de Salamanca, Béjar es el núcleo urbano más importante del sureste de la provincia. Su andadura como tal comienza en el siglo XIII. En este municipio, musulmanes, judíos y cristianos convivieron durante siglos, con una muralla medieval testigo de numerosos acontecimientos y que hoy encierra un casco antiguo declarado Conjunto Histórico-Artístico.

El paseo urbano por Béjar nos permitirá asomarnos a sus interesantes iglesias románicas y al majestuoso Palacio de los Duques de Béjar, construido en el siglo XVI sobre los restos de la antigua alcazaba. El palacio cuenta con una singular cámara oscura en un torreón que nos invita a dar un paseo por la ciudad sin movernos del sitio a través de un ingenioso sistema óptico. Entre las iglesias románicas, muchas de ellas modificadas a posteriori, conviene visitar la Iglesia de Santa María la Mayor, el templo más importante de la ciudad.

En esta ruta urbana nos encontraremos con un trío de museos de mucho interés, como el museo judío David Melul, el museo de Mateo Hernández y el Museo Textil, que recoge aspectos de la antigua tradición industrial de esta villa. El Convento de San Francisco, del siglo XIV aunque ampliado en el XVI, es otra parada obligatoria por los idílicos rincones que enontraremos en su bello patio interior. Los apasionados de la naturaleza pueden subir a la zona arbolada del castañar y visitar el santuario de la patrona de la ciudad, la Virgen del Castañar. Pero, sobre todo, deberán visitar el jardín renacentista de El Bosque, que cuenta con un palacete del siglo XVI y un estanque rodeado de paseos, fuentes, escalinatas y terrazas. Un espacio ideal para dar rienda suelta al romanticismo de los enamorados. Para los amantes de la nieve, en temporada invernal, nada mejor que la cercana estación de esquí de Sierra de Béjar-La Covatilla.

CANDELARIO, un pueblo que te encandilará (a unos 17 km; unos 18 minutos aprox.)

La bella localidad de Candelario, considerada para muchos como la capital turística de la Sierra de Béjar, se encuentra ubicada a 1126 metros de altitud en la falda septentrional de la imponente Sierra de Candelario, en un terreno quebrado, montañoso y abundante en aguas, dominado por distintos cerros y ramificaciones montañosas, y poblado por un abundante boscaje de castaños y robles. Lo más prodigioso de Candelario, aparte de su privilegiado enclave paisajístico de montaña, es el conjunto de su caserío, su arquitectura tradicional, la trama y el tejido de sus calles, rincones y plazas, el rumor de esos caños de agua (las regaderas) que nos sorprenden siempre y que evocan un modo antiguo de estar y vivir.

Desde hace varios años Candelario ha sido incluido en la reconocida Red de los Pueblos Más Bonitos de España por toda la belleza con la cuenta esta bella localidad serrana.

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